Varios progenitores asisten a solicitud preocupados por el intensivo empleo que sus hijos dan al móvil inteligente y, en concreto, a apps como WhatsApp, Fb, Instagram o Musically. Nos comunican que lo que comenzó como un diversión, se convirtió en una pelea continua. Que sus hijos están todo el día conectados y que, más allá de los castigos, no hacen mucho más.
Precisamente, la utilización de las comunidades puede ocasionar adicción. O sea, una conducta desmandada, que prosigue pese a las secuelas negativas y que puede producir mucha tensión si se priva. Además de esto, da la impresión de que la conducta se regresa central en la vida del sujeto y de que se haya perdido el interés por cualquier otra actividad. En el caso específico de las comunidades hay que agregar que estas están poco a poco más alcanzables y libres: todos contamos en nuestro hogar un móvil inteligente o una Tablet y tenemos la posibilidad de entrar a las redes cualquier ocasión. Agreguemos el anonimato que dan (puedes hacer cuántos concretes desees) y el exitación que piensa que te den “me agrada” a tus publicaciones (chut de dopaminas y endorfinas para el cerebro).
Ser adepta al hielo: Entre las adicciones mucho más extrañas de todo el mundo
De esta forma se muestra en Internet este hábito
Por el hecho de que masticar hielo o tomar agua muy fría de manera apremiante es una adicción sicológica
Señales para estar alarma de una viable adicción a las comunidades
Ciertos hábitos a los que hemos de estar alarma, según Croarkin, tienen dentro:
- ) tiempo elevado empleando o mirando las redes de forma incesante
- Enfocarse la mayoría del tiempo de manera que intervenga con la vida diaria
- Contrariedad para no emplear comunidades por periodos cortos de tiempo
- Urgencia apremiante para ingresar en una cuenta
- Irritabilidad o enfado en el momento en que es imposible entrar a comunidades
- Sentimientos de soledad, baja coches tima y enfado usar las redes.
- Aptitud limitada para meditar profunda o de manera creativa.
Mitos sobre la adicción
Hay 2 explicaciones conocidas para la adicción, pero ninguna de ámbas resiste a someterse a un análisis detallado.
La primera es que la utilización compulsivo de drogas es un mal hábito y que la gente adeptas solo tienen que «dejarlo».
Políticas integrales centradas en la persona y no en la sustancia
Los gobiernos de América Latina y del Caribe, con el acompañamiento de actores clave como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ), la Comisión de Drogas CICAD/OEA, la sociedad civil y algunos programas de cooperación como COPOLAD, ahora están elaborando políticas integrales con este enfoque. El abordaje integral se enfoca en la prevención, la intervención temprana, el régimen, la rehabilitación y la reintegración popular, tal como en el fortalecimiento de la administración de los sistemas de salud y en la reducción de las secuelas desfavorables similares con el consumo.
Un caso de muestra es Argentina, cuya Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (SEDRONAR) se ha enfocado en situar a la persona en el centro y trabajar desde una visión popular para recobrar su salud, su integridad popular y sus derechos. Además de esto, la política toma presente el contexto local y actúa de manera multidisciplinar y también intergubernamental para mejorar elementos.