Una rutina, en especial en las fases iniciales, puede reintroducir a un individuo en hábitos saludables y en un equilibrio. Tener una rutina día tras día o semanal puede asistirle a proveer composición y sentido de orientación o tranquilidad. Más allá de que quizás es imposible continuar una rutina precisamente todos y cada uno de los días, tener alguna fachada de composición puede lograr que los días sean mucho más manejables.
- Ciertas cosas que se tienen la posibilidad de añadir a una rutina tienen dentro:
- La hora en que un individuo se lúcida y se acuesta
- Ordenar el horario de comidas/cenas.
- Ocupaciones de ocio y ocio.
- Socializar.
- Ejercicio.
- Programas de trabajo.
- Higiene personal.
- Realización de tareas del hogar.
- Tiempo de autorreflexión o meditación.
- Deber y participación en los conjuntos de acompañamiento.
- Explorando nuevos intereses o ocupaciones.
Políticas integrales centradas en la persona y no en la sustancia
Los gobiernos de América Latina y del Caribe, con el acompañamiento de actores clave como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ), la Comisión de Drogas CICAD/OEA, la sociedad civil y algunos programas de cooperación como COPOLAD, ahora están elaborando políticas integrales con este enfoque. El abordaje integral se enfoca en la prevención, la intervención temprana, el régimen, la rehabilitación y la reintegración popular, tal como en el fortalecimiento de la administración de los sistemas de salud y en la reducción de las secuelas desfavorables similares con el consumo.
Un caso de muestra es Argentina, cuya Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (SEDRONAR) se ha enfocado en situar a la persona en el centro y trabajar desde una visión popular para recobrar su salud, su integridad popular y sus derechos. Además de esto, la política toma presente el contexto local y actúa de manera multidisciplinar y también intergubernamental para mejorar elementos.
Admitir las secuelas
Otro punto esencial, y que frecuenta recomendarse, es meditar en las secuelas de largo período y no solo en los desenlaces inmediatos del consumo. Esto deja una visión considerablemente más clara (y verdadera) de los hechos.
Como oímos en algún momento: “Quizá alguien nos conceda la aptitud de vernos a nosotros del mismo modo como nos ven el resto, esto nos salvaría de varios fallos y meteduras de pata”. Podríamos llamarlo “admitir la realidad de mis pensamientos”, por no dañarnos con distorsiones y patrañas.