carta de una madre a un hijo con adicciones

A mí amado hijo Alex:

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1 Testimonios de gratitud y promesa
1.1 Soy un dependiente(a), necesito asistencia… No me resuelvan los inconvenientes. Esto solo provoca que les pierda el respeto. No me censuren, no me sermoneen, no me riñan, no me culpen ni me discutan, así sea en el momento en que esté endrogado(a) o en el momento en que no lo esté. Si lo hacen es posible que se sientan bien, pero van a hacer que las cosas empeoren. No crean a mis promesas. La naturaleza de mi patología no me deja cumplirlas, si bien en ese instante tenga la intención de llevarlo a cabo. Las promesas son la única forma de calmar mi mal. No me dejen que haya cambios en los pactos que tomemos. Si alcanzamos un acuerdo, manténgase estable. No pierda la paciencia conmigo. Si lo hacen, se destruirán y destruirán cualquier oportunidad de asistirme. No dejen que la ansiedad que sienten por mí les lleve a llevar a cabo lo que yo debería llevar a cabo por mí(a). No me encubran ni traten de relevarme de las secuelas de mis actos ocasionados por mi empleo de drogas. Esto puede reducir la crisis, pero va a hacer que la patología empeore. Más que nada, no escapen de la verdad como yo lo hago. La dependencia a las drogas, mi patología, se empeorará en el momento en que persisto en emplearlas. Comienzan en este momento a estudiar, a entender ahora llevar a cabo proyectos para recobrarlos. Busque los Conjuntos de Familia Nar-Anon que hay, para contribuir a las familias de esos que abusan del empleo de drogas. Necesito asistencia: un médico, un sicólogo, un asesor, y un dependiente en restauración que halló la sobriedad en Narcóticos Anónimos; y eminentemente necesito la asistencia de Dios. No puedo asistirme yo mismo.

Testimonios de gratitud y promesa

Es hermoso leer y percibir a los presentes de tanta gente que, tras haber vivido por CITA, charlan de promesa, ilusión por la vida, valor para enfrentar la adversidad y fortaleza por -si cae- regresar a procurarlo. Charlan de gratitud, de esa gratitud que siente quien fué salvado de la desaparición. Y charlan de amistad, generosidad y empatía con quienes fueron revolcados en exactamente el mismo barro.

Como madre, no solo he recuperado a mi hijo, me he reconciliado conmigo misma. He reconocido mis fallos, he pedido perdón y me he perdonado: y el alivio tan enorme que se siente es inenarrable.

Soy un dependiente(a), necesito asistencia… No me resuelvan los inconvenientes. Esto solo provoca que les pierda el respeto. No me censuren, no me sermoneen, no me riñan, no me culpen ni me discutan, así sea en el momento en que esté endrogado(a) o en el momento en que no lo esté. Si lo hacen es posible que se sientan bien, pero van a hacer que las cosas empeoren. No crean a mis promesas. La naturaleza de mi patología no me deja cumplirlas, si bien en ese instante tenga la intención de llevarlo a cabo. Las promesas son la única forma de calmar mi mal. No me dejen que haya cambios en los pactos que tomemos. Si alcanzamos un acuerdo, manténgase estable. No pierda la paciencia conmigo. Si lo hacen, se destruirán y destruirán cualquier oportunidad de asistirme. No dejen que la ansiedad que sienten por mí les lleve a llevar a cabo lo que yo debería llevar a cabo por mí(a). No me encubran ni traten de relevarme de las secuelas de mis actos ocasionados por mi empleo de drogas. Esto puede reducir la crisis, pero va a hacer que la patología empeore. Más que nada, no escapen de la verdad como yo lo hago. La dependencia a las drogas, mi patología, se empeorará en el momento en que persisto en emplearlas. Comienzan en este momento a estudiar, a entender ahora llevar a cabo proyectos para recobrarlos. Busque los Conjuntos de Familia Nar-Anon que hay, para contribuir a las familias de esos que abusan del empleo de drogas. Necesito asistencia: un médico, un sicólogo, un asesor, y un dependiente en restauración que halló la sobriedad en Narcóticos Anónimos; y eminentemente necesito la asistencia de Dios. No puedo asistirme yo mismo.

M preguntó cuántos progenitores se sentían determinados con la carta, múltiples levantaron la mano.

Mientras que yo en mi pensamiento la examinaba, y trataba de comprenderla y comprender el accionar de R estos 3 meses que estuvo en el hogar, la realidad que no lo identifico con esta carta , quizás debía investigar mucho más la situación y comenzar a darme cuenta.

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