adiccion a las mujeres nopuedodejar de fijarme en otraamujeres

“No, no es amor, lo que tú sientes tiene por nombre obsesión”. Esta oración no solo se ajusta a entre los logros veraniegos del conjunto musical (Aventura), asimismo podría ser el resumen a la situación de bastante gente. Pues tras el ideal romántico del amor, lo que en ocasiones ocultamos es un problema médico mental en el que mucho más que estar vinculados a otra persona, nos encontramos ‘pegados’.

La primera pregunta, por consiguiente, es: ¿Tenemos la posibilidad de ser adeptos a un individuo? El psiquiatra Sergio Oliveros enseña que una adicción es mucho más “una dependencia de algo que crea una tolerancia”, esto es, algo que transcurrido un tiempo reduce su efecto, y por consiguiente, requerimos acrecentar la dosis, generando una abstinencia concreta en el momento en que se pausa el consumo. De ahí que, si bien en varias relaciones se puede observar cierto paralelismo con esta definición, el psiquiatra elige charlar de “pretensiones de dependencia infantiles no resueltas”, que acarrean “la idealización o mitificación de la persona querida o deseada, los enfrentamientos masoquistas no resueltos, esto es, sentirse merecedor de un castigo estableciendo un vínculo de dependencia con el verdugo, y la obsesión por la otra persona”, de ahí que, desde su criterio “tenemos la posibilidad de engancharnos” a una relación con un individuo real, pero asimismo con un individuo imaginada o personaje que represente un enfrentamiento de adentro”.

Secuelas de la dependencia cariñosa

Se generan, aun, combates y roturas con amigos o familiares para proteger esta situación. El ligado jamás alcanza a ser feliz. Padece inconvenientes de ansiedad y/o depresión y un cierto desprecio por sí solo siendo siendo consciente de que se está arrastrando frente alguien que no solo no le quiere sino aun le maltrata.

La gente próximas al ligado sensible procuran hacerle ver que esta relación que sostiene es patológica y que solo le hace padecer. El ligado se encarará a él para proteger su relación e inclusive demandará a sus familiares un trato particular hacia su pareja, de la misma él hace.

La necesidad de visibilizar

Una mujer con un inconveniente de adicción prácticamente invariablemente va a ver perjudicada su identidad de manera negativa mucho más que un hombre. Va a oír el fracaso como mujer, como pareja, como madre… Esto, sumado a la poca presencia de mujeres en régimen y su incapacidad para contemplar sus solicitudes, las deja en una situación realmente bien difícil.

Es esencial, ya que, admitir las diferencias de género presentes en la adicción y hacer espacios correctos. Es tarea de los expertos de la salud ofrecer luz a las pretensiones concretas de la mujer adepta y prestar herramientas correctas.

Círculo de Seguridad (Temor)

En este círculo nos ubicamos en el momento en que estamos seguros, la relación nos inspira confiabilidad, hay un respeto, no hay una invasión (de espacio o de tiempo) y tampoco nos molestamos. Sabes que la otra persona no te estropea, y no debes estar a la protectora. Su presencia te genera armonía. Hace aparición con la persona con la que sientes que hay piel. No piensa ninguna amenaza. De ahí que, la emoción que procurará esta seguridad va a ser el temor, lugar desde el que vamos a buscar el acompañamiento y la seguridad. El temor va a ser el que nos alerte de que verdaderamente no hay seguridad.

Aquí tenemos la posibilidad de poner al otro en el momento en que, aparte de sugerirte seguridad, te transporta al estudio pues te contribuye algo. No queda, siempre y en todo momento suma, de ahí que te hace prosperar y seguir. No le hace perder su tiempo. Hay honestidad y sensibilidad entre los dos. La comunicación es dinámica y enriquecedora. Hay claridad y empatía. Tu pareja te sabe oír y plañir contigo si es requisito. Te sientes comprendido. Para lograr advertir que hay un avance pleno, la emoción que se vincula y que nos va a ayudar va a ser la tristeza. No supone que jamás se sienta, pero si hay un exceso, es que no existe verdaderamente el progreso que deseamos.

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