¿Sabías que la adicción al juego hace cambios físicos afines a los de la cocaína? Frente esto, varias personas con esta adicción precisan tratamientos afines a los del narcodependiente.
Según con nuevos análisis, los adeptos al juego viven cambios a nivel de plaquetas, mismas que se elevan en el momento en que la persona experimenta conmuevas al jugar.
La ludopatía o juego patológico se considera un inconveniente psicológico que perjudica a todos y cada uno de los puntos de la vida; la persona siente que lo tiene todo bajo control, pero le resulta irrealizable aplazar el impulso o el deseo por jugar.
Con frecuencia un familiar o la gente mucho más próximas van advirtiendo los cambios en el estado anímico del ludópata (irritabilidad, mal humor, poca tolerancia, preocupación intensa, ansiedad, insomnio, etcétera.). Pero esa detección no en todos los casos es instantánea; esencialmente pues los ludópatas no asisten todos los días ahora toda salón de juego que halla a su paso, sino en la mayoría de los casos, fijan su atención en una o 2 y puede ir con una continuidad regular, pero espaciada.
En la situacion de los players en línea, asimismo es difícil pues prácticamente todos tienen un móvil inteligente con conexión a internet y con los múltiples usos que se puede ofrecer con la tecnología, es realmente difícil distinguir exactamente en qué actividad concentran su atención y su interacción.
Contestación al régimen
El trastorno de juego puede tratarse de manera exitosa (Jiménez-Murcia, Granero, Fernández-Aranda, Aymamí, et al., 2019) dic de distintas opciones terapéuticas. A nivel psicológico, las proposiciones que tuvieron mayor encontronazo fueron las terapias cognitivas y la terapia cognitivo-conductual, en ocasiones combinadas con otro género de abordajes, como las terapias motivacionales o las terapias de tercera generación, como el mindfulness (Sancho et al ., 2018). Por un lado, las terapias cognitivas estarían enfocadas a cambiar las distorsiones cognitivas propias del trastorno singularmente socias al término de azar (Ledgerwood et al., 2020). Por otro lado, la terapia cognitivo-conductual integraría la terapia cognitiva adjuntado con intervenciones a nivel conductual, a fin de detectar los causantes externos que desencadenarían la conducta de juego, y impulsar formas de proceder elecciones para hacerle frente (Jiménez-Murcia, Granero, Fernández-Aranda, Aymamí et al., 2019). Para finalizar, las intervenciones motivacionales se centrarían en progresar la participación en el régimen de la gente con trastorno de juego y emprender la viable ambivalencia que logren presenciar.
En lo que se refiere a opciones farmacológicas, se han sugerido tres probables opciones en función de su acción neurofarmacológica y las especificaciones clínicas del tolerante: antidepresivos, oponentes opioides (singularmente la naltrexona) y estabilizadores de l estado anímico, si bien todavía no se obtuvieron desenlaces definitivos sobre esto (Menchon et al., 2018).